“No tengan miedo, os anuncio una gran alegría, que es para todo el pueblo; acaba de nacer el Salvador; esta es la señal: encontrareis un niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre”. Lucas 2:10-12
El relato de Lucas 2 nos recuerda que hace más de dos mil años. José y María, su esposa, embarazada de nueve meses, vienen de Nazaret, en el norte de Palestina, a Belén, en el sur. Son pobres como la mayoría de los artesanos y campesinos mediterráneos. A María la larga caminada le ha acelerado el proceso parto. Llaman a la puerta de una posada y oyen lo que los pobres de la historia oyen siempre: “no hay sitio para ustedes en la posada” (Lc 2,7). Tristes se alejan preocupados. ¿Dónde María va a dar a luz? Descubren en las cercanías un establo de animales. Allí hay un pesebre con pajas, un buey y una mula que, extrañamente, permanecen en silencio, observando. Ella da a luz un niño, entre los animales. Lo envuelve en pañales y lo acuesta sobre las pajas. El niño llora alto como todos los recién nacidos. (Boff 2023).
Hay pastores que velan en la noche, vigilando el rebaño. Según los criterios de pureza legal de la época, los pastores eran considerados impuros y por eso despreciados, por estar siempre rodeados de animales, su sangre y sus excrementos. Pero son estos pobres e impuros los primeros en ver al niño salvador. De repente los envolvió una luz y escucharon desde lo Alto una voz anunciándoles: “no tengan miedo, os anuncio una gran alegría, que es para todo el pueblo; acaba de nacer el Salvador; esta es la señal: encontrareis un niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre”. Al ponerse, presurosos, en camino oyeron un cántico maravilloso, de muchas voces, que venía de lo Alto: “Gloria a Dios en las alturas y paz en la Tierra a los seres humanos amados por Dios” (Boff 2023).
Así se vivió la primera navidad, entre el temor y el miedo de los pastores, la angustia y la tristeza de María y José de no encontrar un lugar donde pudiera nacer Jesús. En esta realidad escuchan una voz que anuncia; acaba de nacer el salvador y la señal será un niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre en medio de animales. Además, escuchan un cantico que anuncia la Gloria de Dios y la paz en la tierra.
El cantico revela que la Gloria de Dios está conectada con la paz en la tierra y la señal es un niño envuelto en pañales que está acostado en un pesebre en medio de pastores y animales. El mundo cristiano parece que le cuesta entender esta revelación ya que asocian la paz al poder político, económico y militar. Dios salva y produce paz desde la fragilidad y debilidad de un niño que nace entre pastores y en un pesebre en medio de animales. De acuerdo con esto, la paz que salva y reconcilia a los seres humanos y a la humanidad con la Gloria de Dios brota desde una esperanza cuya señal es un niño que como Jesús dio ejemplo que es posible una nueva forma de relaciones y de vivir en comunidad a partir de la inclusión de los grupos empobrecidos a quienes les llega justicia y vida abundante.
De esta manera la navidad siempre debe ser una invitación a trabajar desde y con quienes son frágiles en nuestro mundo para que la Gloria de Dios se revele en relaciones de paz en la tierra entre los seres humanos y con toda la creación. Esta comprensión es urgente para detener las guerras que hay en nuestro mundo y en Colombia donde quienes tienen poder político, económico y militar se autoproclaman constructores de paz, pero la paz nunca vendrá de estos grupos.
Desde Dipaz por esta razón invitamos para que el próximo año 2024 redoblemos el compromiso y el trabajo con las comunidades y los sectores sociales que construyen paz y buscan justicia desde la fragilidad de las relaciones solidarias, amorosas y de resistencia a las violencias que los afectan en coordinación entre las organizaciones nacionales e internacionales.
FELIZ NAVIDAD 2023 Y QUE LLEGUE LA PAZ DURANTE EL 2024
Por: Milton Mejía, Coordinador Nacional de Dipaz
Referencia
Boff, L. (2023). https://leonardoboff.org/2023/12/20/navidad-netanyahu-herodes-y-la-matanza-de-inocentes-en-gaza/
