El antiguo Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR) de Pondores, municipio de Manaure, Guajira, se ha convertido en una fuente de trabajo para las poblaciones aledañas, y un apoyo de seguridad alimentaria en época de pandemia para toda la región. Así lo evidenciaron las organizaciones del DiPaz, Diálogo Intereclesial por la Paz, en su última visita realizada este 5 de marzo.
Por Carolina Toro
Valledupar, Cesar. Es un día caluroso a pesar de que es temprano. Ya estamos reunidos en el salón y un rebaño de corderos sale a recibirnos, pasan como un vendaval, levantando tierra, haciendo ruido, pisándose unos a otros. Salimos presurosos para verlos alejarse entre risas; los más pequeños corren y balan, como pidiendo que no los dejen. De a poco, se vuelven solo un murmullo.

La Iglesia Presbiteriana, la Corporación Universidad Reformada (CUR) y World Visión, organizaciones que hacen parte de DIPAZ Caribe, nos sentamos y empezamos la reunión con los delegados del ETCR de Pondores. Después de una breve presentación Félix toma la palabra. Nos cuenta cómo han sido los emprendimientos con práctica y error. “La primera vez que hicimos el emprendimiento de tomates perdimos todo lo que habíamos invertido”, comenta mientras sonríe. Asegura que de esta experiencia aprendieron mucho y empezaron a capacitarse. Primero lo hicieron con el PNA (Plan Nacional de Acción de Empresas y Derechos Humanos) y luego con el SENA.
Este conocimiento rindió sus frutos ya que en la siguiente cosecha de tomates pudieron recoger ganancias, y otras experiencias empezaron a tomar forma; como el emprendimiento de gallinas ponedoras, en el cual trabajan varios campesinos de la región. Arrancaron con 200 gallinas y ahora tienen 3600.

Han iniciado otros proyectos como el maíz, la yuca, el plátano, el cacao y las hortalizas, pero por la falta de agua no han podido mantenerlos. Y no es para menos el río que pasa por la finca San Luis, la granja donde tienen sus emprendimientos productivos, está completamente seco.
Una nueva fuente de trabajo
El ETCR de Pondores se ha convertido en una fuente de empleo para los campesinos de la región, y un apoyo de seguridad alimentaria en época de pandemia. Aseguran que lo más importante es mantener la economía solidaria; primero siendo ellos los asociados, ya son 196 en la cooperativa, y luego ir vinculando a las comunidades aledañas, empezando primero con el corregimiento del Conejo.
“(…) Es que hay que sacar la reincorporación hacia afuera, hay que ir a las comunidades aledañas; que ellos sientan que este tema los beneficia también a ellos porque hay proyectos productivos en los que pueden participar; porque hay acueducto y alcantarillado para toda la zona, como es el caso del corregimiento el Conejo, por ejemplo, con el que mancomunadamente hemos traído agua a una parte de la región”.
Tienen claro que lo más importante es mantener la unión y el cooperativismo. “Es que si trabajamos juntos el progreso llega. (…) hay muchos retos; trabajar en pro de las vías terciarias para que los campesinos puedan sacar sus productos, mirar la conectividad para que los que quieran estudiar puedan hacerlo sin tanta dificultad, trabajar por la primera infancia porque ya tenemos 78 niños, ampliar el acueducto y seguir trabajando por las 7 poblaciones que hacen parte de las comunidades aledañas”, asegura.
Le sede la palabra a su compañero Wilson quién nos sigue explicando que todo lo han conseguido a través de la autogestión. “Ya sabemos que no nos van a cumplir como esta pactado el Acuerdo, por eso gestionamos con diferentes organismos para ir progresando. Nosotros tenemos voluntad de seguir adelante. No queremos volver atrás y la única forma de lograrlo es trabajar juntos porque ahí es donde empieza la reconciliación. Acá todos somos víctimas y debemos unirnos para salir adelante”.

DiPaz, Diálogo Intereclesial por la Paz, habló con uno de los líderes de Pondores, Giener Alfonso Rieto Hurtado, Alias Félix, y esto fue lo que nos dijo:
¿Qué ha sido lo más difícil durante estos 4 años en que han permanecido en este espacio territorial?
Acceder a los requerimientos que nosotros como población en proceso de reincorporación requerimos para desarrollar necesidades sencillas como son los proyectos productivos, el acceso a la vivienda, a la tierra. Son situaciones de un grueso nivel que van truncando el buen desarrollo del proceso con el que veníamos esperanzados en desarrollar.
¿Cómo ha sido el apoyo del Gobierno?
Siempre nos han truncado el camino a los grandes retos que nos hemos propuesto frente al proceso de reincorporación. Creemos que el Gobierno pone muchas trabas para implementar el Acuerdo Final de Paz; es por eso que siempre hacemos un llamado a las entidades que nos visitan, a la misión de verificación sobre este tema, porque con el Gobierno no contamos sino básicamente para dar un ajuste de estadística, pero no para un compromiso real que ellos adquirieron al momento de los diálogos de paz.
¿Ha habido estigmatización por parte de la comunidad?
De las poblaciones aledañas no la hemos sufrido. Se ha dado por parte de algunas entidades como El Cerrejón, por ejemplo, en donde no nos dan trabajo por ser excombatientes, es decir, si alguno de nosotros hace un curso para manejar maquinaria amarilla ellos no nos contratan solo por hecho de haber sido guerrilleros. O lo que ocurre con el Banco Davivienda que nos ha estigmatizado al no deja ingresar aportes de entidades de cooperación internacional, como la Unión Europea, por ser excombatientes. También ocurre con algunos miembros de la fuerza pública, aunque no con todos ellos, porque aún existe mucha desconfianza.
¿Y cómo ha sido el trabajo con la comunidad aledaña?
Hemos sido coequiperos en todas las iniciativas productivas. Siempre buscamos que ellos se vinculen de alguna forma en la reincorporación. Por ejemplo, en la granja San Luis los maestros de obra son de la comunidad; en el taller de confecciones de los ocho que trabajan tres son de las poblaciones aledañas. Siempre las compras de todo el espacio de reincorporación las hacemos en la zona con el ánimo de beneficiar a toda la región. En las poblaciones aledañas hay mucha informalidad y nosotros les hemos ayudado para sacar el RUT. También hacemos campeonatos de fútbol por el buen relacionamiento que existen con nosotros.
Bueno, y ahora ¿cuáles son los retos?
Las iniciativas productivas en la finca San Luis y el espacio territorial. Hay que seguir trabajando porque se logren establecer garantías mínimas que nos permitan desarrollar nuestro proyecto de vida y nuestros proyectos productivos, como son el vivero, el taller de ornamentación, la carpintería y la constructora.