Declaración Asamblea DiPaz Agosto de 2019

Barranquilla, 24 de Agosto de 2019. Entre el 21 y 24 de agosto de 2019, en la ciudad de Barranquilla se desarrolló la asamblea del Diálogo Intereclesial por la Paz –DIPAZ- y por convocatoria de la Corporación Universitaria Reformada –CUR- el Seminario Internacional sobre Reconciliación, Noviolencia y Desarrollo Sostenible por la paz en Colombia.

Nosotros actores eclesiales inspirados por la palabra de Dios, al leer del contexto actual del país, reconociendo las voces de quienes siguen sufriendo la violencia y de quienes optaron por dejar las armas, reafirmamos el llamado, vocación y acción por la paz integral con justicia en Colombia y el mundo.

Sigue siendo preocupación que el gobierno de Colombia desconozca en su integralidad el Acuerdo Final de Paz logrado con la exguerrilla de las FARC-EP generando incertidumbre en el proceso de reincorporación a la vida civil de los exguerrilleros como los Espacios Territoriales de Capacitación ETCR y desesperanza en campesinas y campesinos que apostaron por la implementación de los planes de sustitución de cultivos de uso ilícito entre otros.

Siendo su deber proteger, el Estado es responsable del irrespeto a la vida y la integridad personal de excombatientes y sus familiares, que ya llega a 160 asesinatos, estela dolorosa a la que se suman 623 líderes y lideresas asesinados desde la firma del Acuerdo Final hasta julio de 2019.

Hemos respaldado el Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y no Repetición creados a través del Acuerdo Final, para que tengan plenas garantías financieras, jurídicas y políticas para el desarrollo de su funcionamiento y responder al derecho de las víctimas a la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición.

Esperamos que se presenten avances en los derechos a la verdad y la justicia en la Jurisdicción Especial de Paz, JEP, y que los llamados terceros responsables decidan aportar de manera efectiva y pronta a esta oportunidad de reconciliación representada en el SIVJRNR.

Observamos y hemos sido testigos del aumento de las violencias en territorios. Zonas del Cauca, Córdoba, Chocó, Antioquia, Nariño padecen múltiples nuevas y viejas violencias, en medio de la militarización y presencia policial.

Lamentamos que dichas militarizaciones coincidan con complicidades y omisiones que están posibilitando el control social y territorial por nuevas formas de paramilitarismo. Rechazamos los asesinatos recientes de Uber Andrés Arias en San José de Apartadó y heridas con arma de fuego a Oscar Sapa Bailarín del indígena en Alto Guayabal.

Es de absoluta preocupación que la militarización, en algunos casos, coincida con intereses de exploración y explotación minera ocasionando el desplazamiento o siendo parte del confinamiento como ocurrió hoy en el Bajo Atrato Chocoano.

En ese sentido, reiteramos la necesidad de tramitar salidas estructurales al paramilitarismo y a las nuevas criminalidades como lo plantearon en mayo de 2019 más de un centenar de comunidades rurales.

Exhortamos al Estado Colombia y al Congreso de la República con concurso de las comunidades rurales para abordar propuestas de desmonte de este fenómeno de violencia.

Instamos al gobierno nacional y a la guerrilla del ELN a reabrir el escenario de las conversaciones de paz y retomar lo avanzado en las anteriores conversaciones, para que cese la muerte de nuestras hermanas y hermanos, y puedan comenzar a construir una vida en dignidad con plenitud de derechos.

Es imperativo para nosotras y nosotros la protección de todas las vidas, y por ello hacemos el llamado a los gobiernos del mundo y a todas las iglesias, comunidades y organizaciones de fe a que defendamos y respetemos los derechos de la naturaleza. No es posible alabar la creación de Dios sin rechazar la depredación de las múltiples vidas como es el caso de la Amazonía que sufre nuestra indiferencia.

Nuestra esperanza por la paz en Colombia se mantiene y seguiremos trabajando para disfrutar del derecho a la paz en Colombia y en una acción pastoral que contribuya a la protección de las comunidades y personas amenazadas y la reconciliación en nuestro país. Seguimos caminando sobre el llamado que nos hace el espíritu de Dios a ser constructores de paz que dé como fruto la justicia.

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