8 Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado.
9 Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham. (Lucas 19:8-9 RVR 1960)
Desde el proceso de firma de los Acuerdos de La Habana, en nuestro país se vienen produciendo escenarios propicios de reconciliación que cuentan con reconocimiento, tanto de la sociedad civil como de organizaciones internacionales como la ONU.
Por Elina Vargas, Dinamizadora Territorial de la Regional Caribe, DiPaz.
Barranquilla, Atlántico: Los escenarios de reconciliación integran tanto a poblaciones víctimas de la guerra como a firmantes del acuerdo de paz que están en proceso de reincorporación. Bajo un modelo de justicia reparativa único y novedoso en la historia de los postconflictos a nivel mundial, este modelo tiene en su génesis y desarrollo en las víctimas como centro simbólico. En esta dinámica es clave que los territorios donde mayor se vivió el conflicto ocupen un lugar esencial dentro de la ejecución de acciones que ayuden a paliar el daño producido.
Es en este contexto donde nacen los TOAR (Trabajos, Obras y Acciones con contenido Reparador o Restaurativo), que son una herramienta clave y funcional a la hora de constituir espacios para la convivencia, más allá de una labor de carácter obligatoria para los comparecientes ante la JEP. Los TOAR son en sí mismos una oportunidad para que los actores del conflicto (Ex Farc-Ep y miembros de la fuerza pública), junto a las víctimas, se encuentren cara a cara y hombro a hombro, para que comiencen a reconstruir, no solo el espacio físico impactado por el conflicto, sino el tejido social fracturado.
Estos mecanismos son una estrategia que entran a sumar en el universo de la reconciliación y la garantía de no repetición, reparar el daño producido conlleva intrínsecamente a asumir una responsabilidad concreta ante las víctimas. Estos actos pueden materializarse en el punto exacto donde ocurrieron los hechos victimizantes, o espacios donde la comunidad congregada vivía y vive en ejercicios de intercambio sociocultural como parques, escuelas, plazas, entre otros.
Participantes de la jornada. Foto: Elina Vargas, Dinamizadora Territorial de la Regional Caribe, DiPaz.
Con la participación en los TOAR, los involucrados no buscan el olvido ni el perdón instantáneo de las víctimas, pues existe la clara consciencia de que para ello hace falta un largo camino. Es una apuesta para empezar un camino, a sumar voluntades que abonen activamente a calmar el sufrimiento, que por años dejó la guerra.
Los TOAR deben ejecutarse en los territorios más afectados por el conflicto. Su funcionalidad y trascendencia se enmarca en la satisfacción de las víctimas creando un impacto real para la vida colectiva de esos lugares. Además, deben ser verificados por el ente respectivo para tener validez jurídica, en este caso la JEP quien tiene la potestad de evaluarlos y de aceptarlos o no, como parte de las sanciones que debe emitir, las que están dispuestas para los comparecientes dentro del esquema de la justicia transicional.
En ese sentido su trazabilidad y difusión está marcada por el derecho que tienen las víctimas a ser reparadas, es por ello que organizaciones de la membresía de DIPAZ en territorio, como son la Corporación Universitaria Reformada, la Iglesia Presbiteriana de Colombia y World Vision, decidieron honrar varios de los pilares fundamentales que le dan vida a esta plataforma, como lo son el antimilitarismo y la acción noviolenta, reconciliación y el eje de verdad y justicia, todos con un enfoque de género. Su presencia sirvió para que, en esta ocasión pobladores de Medialuna, corregimiento de San Diego en el departamento del Cesar y miembros del antiguo Bloque Caribe de las Farc-Ep y Fuerzas Militares, se activaron en una jornada de aseo, pintura y mantenimiento del parque Naever Arenas. el pasado 29 de agosto.
Jornada de aseo, pintura y mantenimiento del parque Naever Arenas. Foto: Elina Vargas, Dinamizadora Territorial de la Regional Caribe, DiPaz.
Vale recordar que este TOAR, se constituyó como una manera de resarcir el daño causado por la toma, que este antiguo actor armado, propició el 28 de diciembre de 1990 en contra de la estación de policía de ese corregimiento y que trajo como consecuencia la muerte de un agente de policía y 2 civiles, entre ellos Naever Arenas, a quien homenajearon los medialuneros, colocando su nombre a la plaza principal de este pueblo.
Esta jornada contó con la participación de los alumnos de la Institución educativa Rafael Uribe Uribe, quienes con toda la disposición de las nuevas generaciones se involucraron plenamente en esta actividad.
Se recalca que en esta oportunidad los representantes de World Visión, la Corporación Universitaria Reformada, la Iglesia Presbiteriana de Colombia y miembros de DIPAZ, realizaron conjuntamente actividades lúdicas y recreativas en temas relacionados a la protección y defensa de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes, así como charlas referentes a la prevención del consumo de sustancias psicoactivas. Estas actividades resultaron importantes porque llevaron un mensaje de alegría, de fraternidad y de concientización a toda la comunidad educativa. Al finalizar la jornada se compartió con los y las participantes de esta actividad un almuerzo realizado por mujeres firmantes de paz y del corregimiento de Media Luna.
Para Julia Ochoa, habitante de este corregimiento, este fue un momento especial para Media Luna, en sus palabras dice que: “…todas las personas que hoy estuvieron, colocaron un granito de arena para hacer del parque un lugar mejor. Antes había violencia y la gente tenía miedo, ya ahora no es así, la gente vive más tranquila y puede disfrutar del parque…”
Diálogo con jóvenes en el parque Naever Arenas. Foto: Elina Vargas, Dinamizadora Territorial de la Regional Caribe, DiPaz.. Foto: Elina Vargas, Dinamizadora Territorial de la Regional Caribe, DiPaz.
Por su parte Oscar Pineda, firmante de paz, afirmó acerca de la importancia de trabajar unidos con la fuerza pública y las víctimas del conflicto en este lugar: “…para nosotros como colectivo es un paso trascendental en la búsqueda de la reconciliación, estamos convencidos que, en unión de cada uno, se pueden lograr objetivos comunes que sumen para la construcción de paz territorial…”
La experiencia resultó positiva porque se logró integrar comunidades que por años padecieron por la guerra, además se evidencia que cuando hay voluntad se pueden ofrecer resultados visibles, más allá de un castigo punitivo, de esa manera la justicia transicional ofrece, a los que a ella acuden, una oportunidad para demostrar el compromiso con las víctimas, a través de actos como este al que asistimos.
Concluimos que con los TOAR se abre la puerta para que se repare el daño causado y se satisfaga a quienes lo vivieron en carne propia, no cabe duda de que pueden llegar a convertirse en un mecanismo relevante a la hora de responder a la exigencia de la verdad, la no impunidad y el compromiso de no repetición, tan necesaria en estos momentos donde el espíritu de “La Paz Total” aparece en el horizonte con el brillo de un país que quiere liberarse de las cadenas de la violencia.