La Iglesia Presbiteriana de Colombia recibe la medalla de Barrancas de San Nicolás

El Concejo Distrital de Barranquilla entregó, el pasado 24 de octubre de 2017, la  Medalla de Barrancas de San Nicolás a la Iglesia Prebiteriana de Colombia por su labor evangelizadora desde la educación, con el Colegio Americano y la Corporación Universitaria Reformada (CUR), en el marco de los 500 años de la reforma protestante.

El paraninfo Manuel C Escorcia, de la Corporación Universitaria Reformada (CUR), fue el escenario para la entrega, el pasado 24 de octubre, de la medalla de Barrancas de San Nicolás a la iglesia Presbiteriana de Colombia  por su labor evangelizadora desde la educación, con el Colegio Americano y la Corporación Universitaria Reformada.

Esta distinción fue promovida por el concejal Juan Camilo Fuentes Pumajero, del partido conservador, y fue recibida por el Director General del Colegio Americano, Reverendo Adriano Portillo, y por Milciades Pua, Vicerrector Académico de la Universidad Reformada de Colombia, pastor de la Iglesia Presbiteriana de Colombia y recientemente moderador del presbiterio y con quien dialogamos sobre dicha distinción

¿En qué consiste esta labor evangelizadora?

Nació de la obra misionera de la iglesia presbiteriana, como un proyecto que buscaba resolver un problema social fundamental y era que mucho de los niños, especialmente en el centro de Barranquilla, estaban desescolarizados y trabajaban en el mercado público con sus padres. A partir de ahí se crea un colegio que tenía la idea de que esos niños pudieran en alguna de las jornada estudiar. Al principio se llamó el colegio de los americanos y ahora es el Colegio Americano.

Y, ¿cualquier persona podía estudiar independientemente de su orientación religiosa?

Si, de hecho cuando se formó el colegio, que fue hace más de 128 años, se permitió el acceso a personas que normalmente no aceptaban en los colegios manejados por la iglesia católica, como los hijos de madres solteras o de personas divorciadas. El colegio se caracterizó por ser un colegio abierto, incluso, a colonias árabes, palestinas y judías. Siempre hubo una enseñanza religiosa pero con una característica: nunca se pensó con un carácter proselitista, sino como un fortalecimiento bíblico, de las grandes enseñanzas éticas y molares.

¿Y cómo llega la participación de la Universidad en la labor que viene desempeñando el Colegio Americano?

En el año 2002 surgió a la vida pública la Corporación Universitaria Reformada (CUR), que es la continuación a la educación superior, que sigue con los mismos principios del colegio: la inclusividad en todos los aspectos, económico, religioso, de género, de diversidad sexual, de etnias, como afrodescendientes, desplazados. La idea es trasformar desde la educación.

¿Qué significa recibir una distinción cómo ésta?

Fue algo bueno y la recibimos con mucho agrado. Es un reconocimiento a una obra dedica de años y años. Es una institución de por lo menos tres siglos de presencia, es algo intencional, la universidad y el colegio nunca han escondido su vocación cristina, pero no son proselitistas, ya que el sentido es el servicio educativo, y la transformación de las personas a través de la educación.

¿Han recibido otro tipo de distinciones?

Si, cuando la iglesia cumplió 150, el Congreso nos dio el reconocimiento a través de la Cruz de Boyacá. Esto fue en el 2006.

¿Han pensado realizar alianzas para seguir con su labor evangelizadora?
La universidad tiene una gran cantidad de convenios en el ámbito nacional e internacional. Solo para poner un ejemplo, está el proyecto de brindar programas conjuntos con la Fundación Universitaria Claretiana y la Fundación Universitaria San Alfonso, de Bogotá. También hemos hecho trabajos con la Pontificia Universidad Javeriana, Fundación Universitaria Bautista y la Escuela Tecnológica de Bolívar.

¿Y han pensado trascender fronteras con esta labor?

Sí, claro que sí. De hecho nosotros somos fundadores de una plataforma continental de instituciones de educación superior protestante y evangélica de América Latina y el Caribe QONACUY, palabra quechua que significa: “traer lo mejor de cada uno para compartirlo”; y el coordinador es el rector de la CUR, Helis Barraza.

Bueno, y ahora ¿Cuál es reto?

En primer lugar, continuar lo que hemos venido haciendo cada vez con mayor estímulo y sabiendo que la sociedad ha reconocido esta labor a través de sus instituciones, como también lo ha hecho el gobierno, la alcaldía y la gobernación. También queremos mantener este equilibrio de calidad y accesibilidad y sobre todo poniendo un principio que compartimos: hacer que la gente pase de menos a más, de estar excluidos tanto del sistema económico, educativo y laboral para hacer personas que jueguen un papel muy activo en la transformación del país.

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