En el último mes, la zona de reserva del río Pato y Valle Balsillas ubicada en San Vicente del Caguán, ha sido escenario de confrontaciones entre el Estado Mayor Central (EMC) y la Segunda Marquetalia, en la región del norte de Caquetá. Dejando de por medio graves afectaciones a la población civil. Por tal motivo el pasado 18 de mayo, se realizó una acción humanitaria en respuesta a los recientes ataques en el territorio.
La delegación, estuvo conformada por un delegado de la Oficina del Alto Comisionado de Paz, Defensoría del Pueblo, Unidad de Víctimas, representantes internacionales de la ONU, la OEA y del sector religioso la Mesa Ecuménica por la Paz, la Iglesia Católica y el Diálogo Intereclesial por la Paz – DiPaz.
La Misión de Paz tuvo como objetivo principal recoger las preocupaciones de los habitantes de la región, quienes están en medio de los enfrentamientos entre EMC-FARC y FARC Segunda Marquetalia. Como también se buscó escuchar las propuestas para reestablecer el diálogo con ambos actores armados y hacer un llamado urgente para adoptar medidas eficaces de seguridad, que protejan los derechos humanos de la población y se trabaje en la reconstrucción del tejido social, para un territorio que ha sido fuertemente golpeado por el conflicto.
A través de un comunicado que le emitieron al gobierno el pasado 12 de mayo, la Asociación Municipal de Colonos del Pato Balsillas (AMCOP) y la Asociación Ambiental del Bajo Pato (ASABP), manifestaron que “vemos con enorme preocupación esta escalada del conflicto con ambos grupos armados organizados, que han hecho manifestaciones públicas en relación con avanzar en diálogos que lleven a la construcción de la Paz Total”.
Por ello, las juntas de acción comunal y organizaciones locales en El Pato dicen que los han dejado a merced del fuego cruzado de estos grupos armados y hacen un llamado a una mesa humanitaria o Mesas Regionales de Diálogo Social por la Vida, para que sean incluidos en las negociaciones de paz. Cabe resaltar, que buscan que la mesa humanitaria sea un ejercicio comunitario y a su vez, neutral y de confianza, de modo que se eviten intermediarios.
Entre las otras peticiones, se encuentra: en primer lugar la necesidad de avanzar en la ruta declaratoria del piloto para la Primer Región de Paz en el área que comprende la zona de cordillera oriental de los municipios de Florencia, Montañita, Paujil, Doncello, Puerto Rico y San Vicente del Caguán; en segundo lugar hacer un llamado de unidad a las organizaciones sociales de base para crear un Pacto Social por la Vida y la Paz; por último, que las autoridades locales, regionales, nacionales y los mecanismos de acompañamiento internacional adopten mecanismos necesarios que permitan prevenir y proteger las comunidades rurales de zona de cordillera.
Por su parte, una de las pobladoras resaltó que las 7 organizaciones campesinas que hacen parte de la región de cordilleras hacen un llamado a una mesa humanitaria, afirmó que debe ser un espacio “en donde podamos sentarnos todos y todas, organizaciones campesinas, el estado colombiano y los grupos armados… porque nosotros los pobladores no podemos quedarnos de espectadores” y resaltó que “la paz no puede ser sobre la guerra”.
La comunidad local espera que esta intervención humanitaria proporcione un alivio inmediato a su situación y promueva un ambiente propicio para el diálogo y la reconciliación.
En un comunicado emitido por la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, se manifestó que “la Misión de Paz se instalará de manera permanente en El Pato, velando por el cumplimiento del mandato popular y el derecho a la Paz de todos los colombianos”.
Danna Robayo
Comunicadora social para la Paz, DiPaz