Dejación de armas, esperanza para la construcción de paz

reconciliación

Por: John Betancourt

La Elvia, 14 de junio de 2017.- La Zona Veredal Transitoria de Normalización (ZVTN) “Carlos Patiño” o La Elvira, en el municipio de

Buenos Aires, Cauca (suroccidente de Colombia) fue escogida este 13 de junio para llevar a cabo el acto simbólico que marcaría el proceso de dejación del 60% de armas en manos de las FARC-EP, así como la certificación de este acto a cada integrante de esta guerrilla, como un paso más en su reincorporación; una vez que el 100% de las armas estén en custodia de la Misión ONU, las FARC-EP habrían abandonado la lucha armada para lanzarse al escenario de la política desde donde seguirán debatiendo sus ideales.

La vía que conduce a la ZVTN fue transitada por decenas de vehículos transportando personal de gobierno, personalidades, agencias, medios nacionales e internacionales, organizaciones y comunidades no sólo del municipio de Buenos Aires, sino de la región del norte del Cauca y Valle; muchas personas acudían para ver y oír a Pepe Mujica, otras para presenciar la visita por primera vez a la región de un presidente; las inclemencias del clima no permitieron el aterrizaje de los helicópteros en los que se trasladaba la comitiva.

El evento inició con la presencia de Jean Arnau jefe de la ONU en Colombia, y Pablo Catatumbo, por parte del Secretariado de las FARC-EP; a un kilómetro del lugar en donde nos encontrábamos, se estaba dando el proceso de almacenamiento de las armas en los contenedores dispuestos por el organismo internacional, el cual nos fue transmitido por algunos minutos.

Arnau, presentó un balance del estado del proceso y lanzó un mensaje de tranquilidad al pueblo colombiano y a los medios: “no dejemos que la contabilidad de las armas eclipse el significado profundo del cumplimiento del acuerdo de cese al fuego… es una oportunidad de afianzar la paz y la reconciliación y de invertir los recursos de la nación en la construcción de una sociedad plenamente integrada y justa”, igualmente ratificó la voluntad de la ONU en continuar respaldando el proceso.

Catatumbo por su parte manifestó que “con este acto las FARC-EP queremos mostrarle al país y al mundo que estamos cerrando una página de la historia de nuestro país y empezando a escribir otra, la de la paz”. Enfatizó que esperan del gobierno garantías jurídicas, económicas y para la vida, aludiendo que la principal amenaza al proceso son las estructuras paramilitares que el gobierno debe perseguir.

Acto seguido, fueron firmadas y entregadas por la ONU y la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, las actas que certifican la dejación de armas.

Entre tanto, las comunidades que observaban el acto manifestaban su preocupación porque el gobierno no cumpla con lo acordado, especialmente lo relacionado con inversión local, desarrollo rural y sustitución de cultivos ilícitos para poder superar las condiciones de exclusión y desigualdad; su desconfianza radica en que a la fecha, la infraestructura pactada para las zonas veredales no está terminada, y que los proyectos de implementación temprana acordados con las comunidades no se han cumplido. La vía de acceso a la ZVTN Carlos Patiño ejemplifica el abandono, no tiene pavimento, nunca lo ha tenido, y la comunidad tiene cifradas sus esperanzas de tener una “vía digna” a partir de la inversión social que conllevaria la implementación de los acuerdos de paz.

A pesar de ello, es esperanzador escuchar que la comunidad ya no vive con el miedo de los combates o los ataques. Es alentador ver como la Policía y las FARC-EP coordinan conjuntamente la seguridad del evento, y comparten la asistencia a este evento, dejando atrás la presencia hostil de las armas.

Anima ver a una guerrillera llevando entre sus brazos a su pequeña hija, y no cargando el peso del fusil, y justo tras ella, el mensaje de bienvenida a Santos, Mujica y Gonzáles: “aquí florece la esperanza”.

Desde el ejercicio de veeduría humanitaria en las zonas veredales que hace DIPAZ al proceso de cese al fuego y hostilidades, resulta emocionante y conmovedor ser testigo de un momento histórico como el vivido en La Elvira. Sencillamente es un claro ejemplo de cómo estamos logrando en el país comenzar una fase de reconciliación, en el camino de construcción colectiva de paz en Colombia.

Desde la veeduría humanitaria de DIPAZ, invito a los medios de comunicación que han concentrado su atención en captar las imágenes de los guerrilleros entregando sus armas a la ONU, a registrar con ese mismo interés el avance en la implementación de los acuerdos de paz de La Habana, el sentir y las preocupaciones de las comunidades y de sus organizaciones. Hay retos y hay desafíos pero el tiempo para la paz ya no tiene reversa.

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