Sea la luz de Jehová nuestro Dios sobre nosotros, Y la obra de nuestras manos confirma sobre nosotros; Sí, la obra de nuestras manos confirma. Salmos 90:17.
Por Elina Vargas, Dinamizadora Territorial, Regional Caribe, DiPaz.
Crónica Pastoral
Barranquilla, Atlántico. En el AETCR (Antiguo Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación) de Tierra Grata, en el Cesar, vienen presentándose procesos e iniciativas de carácter participativo, protagónico y productivo que invitan a pensar que la construcción de paz a nivel territorial si es posible, y es que, a pesar de los incumplimientos, las amenazas a su seguridad física, la estigmatización y la poca visibilización que a nivel general se tiene de lo que en estos espacios se realiza, los firmantes de paz que viven en esta vereda -pensándose siempre en clave de empoderamiento comunitario- han venido sorteando una serie de inconvenientes de diversa índole (financiero, formales, administrativos e institucionales, entre otros) que no han logrado hacer mella en su voluntad de paz, demostrada con creces en estos últimos cinco años, transcurrido desde la firma del Acuerdo de la Habana.
Uno de los proyectos más relevantes, para los habitantes de Tierra Grata, es la construcción de la ciudadela de paz “Bertulfo Álvarez”, un complejo habitacional que incluye 150 viviendas, amplias zonas verdes, unidades productivas e instalaciones deportivas y culturales; ciudadela que en su diseño está pensada integralmente de manera tal que en su ejecución se logre el menor impacto ambiental posible. El proyecto cuenta además con la intervención técnica de reconocidas universidades (Del Norte, del Atlántico, Área Andina, entre otras), estructurado bajo la modalidad de autoconstrucción asistida, esto es, que todos participarán en la construcción de todas las viviendas.
En este 2022, cosas muy significativas están pasando en este territorio, cosas que sin duda valen la pena subrayar, y que ponen en evidencia que muchas son las manos que se alistan para alcanzar el objetivo común de la consolidación de la paz, entre ellas cabe anotar la participación de no pocas organizaciones que de manera desinteresada y activa han venido desempeñando un importante papel en el desarrollo del mismo, tal es el caso de una delegación de la hermandad del Presbiterio de Seattle, Estados Unidos, cuyo valioso acompañamiento ha sido bien recibido por los y las firmantes de paz porque han llegado con la firme intención de poner sus manos por la paz voluntariamente en una muestra innegable de ayuda solidaria. El compromiso general de estos ejercicios se enfoca en el intercambio de experiencias, el aprendizaje compartido y el internacionalismo como marco referencial.

Muchas son las organizaciones que están aportando a la paz, entre ellas DiPaz y su membresía conformada por el Presbiterio de la Costa Norte, la Universidad Reformada, entre otras, las cuales no solo se hacen presente con recursos económicos, litúrgicos y logísticos, sino que aportan voluntariamente horas de su tiempo, tiempo valioso y de calidad, porque se comparte sin prevenciones, se aprende y se enseña a través de dinámicas enriquecedoras que se abordan desde la humanidad de individuos conscientes de que la mejor manera de ayudar pasa por la solidaridad que podemos brindar. Foto: Archivo, DiPaz.
Otra de las situaciones que invitan a pensar de manera optimista, tiene que ver con la presencia de otros actores, que anteriormente habían estado ajenos al desarrollo de la reincorporación, actores venidos de gremios tan importantes como el empresarial, el ganadero y el industrial, que en la actualidad aportan un grano de arena para el impulso del proyecto “Ciudadela de paz”, la acción que se subraya es la donación por parte de SIDOC (Siderúrgica de Occidente) de 30 toneladas de hierro, representado en varillas de diferente dimensión, gesto que va muy relacionado con la autogestión comunitaria, la confianza por parte de la empresa privada en la generación de empleo a mediano plazo, y el mejoramiento de oportunidades que repercuten en bienestar social para los habitantes de esta vereda.
Lecciones aprendidas
Así mismo y muy en concordancia con estas actividades los firmantes de paz esperan, en próximos días, el desembolso por parte de la ARN (Agencia para la Reincorporación y la Normalización) de los $8.000.000 por cada uno de ellos, como producto de un proyecto productivo colectivo de ferretería comunitaria, es bueno aclarar que estos recursos quedaron establecidos en el punto 3.2.2.6 del Acuerdo de La Habana y que suman unos recursos importantes que impulsan este importante proyecto comunitario.
Varias son las lecciones que se pueden sacar de todo esto que está sucediendo en ese territorio, lo primero es que muchas son las organizaciones que están aportando a la paz, entre ellas DiPaz y su membresía conformada por el Presbiterio de la Costa Norte, la Universidad Reformada, entre otras, las cuales no solo se hacen presente con recursos económicos, litúrgicos y logísticos, sino que aportan voluntariamente horas de su tiempo, tiempo valioso y de calidad, porque se comparte sin prevenciones, se aprende y se enseña a través de dinámicas enriquecedoras que se abordan desde la humanidad de individuos conscientes de que la mejor manera de ayudar pasa por la solidaridad que podemos brindar.

En el Antiguo Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación de Tierra Grata, en el Cesar, vienen presentándose procesos e iniciativas de carácter participativo, protagónico y productivo que invitan a pensar que la construcción de paz a nivel territorial si es posible, y es que, a pesar de los incumplimientos, las amenazas a su seguridad física, la estigmatización y la poca visibilización que a nivel general se tiene de lo que en estos espacios se realiza, los firmantes de paz que viven en esta vereda siguen firmes en su voluntad de paz. Foto: Archivo, DiPaz.
Otra de las lecciones que podemos señalar es que se puede generar actos que reduzcan la estigmatización y el miedo, cuando con acciones basados en la confianza se brindan herramientas cuyo impacto positivo mejore las condiciones de vida de una comunidad determinada, en este caso, el impacto se puede dimensionar de manera exponencial, teniendo en cuenta los enfoques diferenciales que están presentes en Tierra Grata, empezando porque en esta vereda conviven firmantes de paz y sus familias, con una población importante de comunidades aledañas, muchos de sus miembros víctimas de la violencia que históricamente se han presentado en el territorio.
Por último, podemos afirmar que estas acciones, pueden llegar a transformar las regiones, impulsadas por factores que pasan por asumir una voluntad política propositiva, la unión de sectores públicos y privados que asertivamente brinden espacios de confianza alrededor de iniciativas productivas vinculantes y sostenibles en el tiempo y, sobre todo mostrar genuinos actos con contenido reparador que potencien la reconciliación y que se edifiquen desde la fuerza incontenible de manos que se apresten por y para la paz.
Uno de los proyectos más relevantes, para los habitantes de Tierra Grata, es la construcción de la ciudadela de paz “Bertulfo Álvarez”, un complejo habitacional que incluye 150 viviendas, amplias zonas verdes, unidades productivas e instalaciones deportivas y culturales; ciudadela que en su diseño está pensada integralmente de manera tal que en su ejecución se logre el menor impacto ambiental posible. Fotos: Elina Vargas, Dinamizadora Territorial, Regional Caribe, DiPaz.
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