228 asesinatos de personas que dejaron las armas no han impedido que la paz siga caminando

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Esta última semana, el 13 y 14 de septiembre fueron asesinados Wilber Grueso y Vladimir Paredes Caicedo, ambos en proceso de reincorporación a la vida civil. Con ellos, la lamentable cifra de excombatientes se eleva a 228 personas desde la firma del Acuerdo Final de Paz.

Según los estudios realizados por INDEPAZ y otras organizaciones que están haciendo monitoreo a esta grave situación, los departamentos con mayor afectación en cuanto a agresiones y asesinatos de personas que decidieron dejar las armas, son Cauca, Nariño y Antioquia. Hasta el mes de Julio el partido FARC señalaba que se habían presentado en Cauca 37 asesinatos, en Nariño 26, en Antioquia 24, en Caquetá con 20, en Putumayo con 18, en Norte de Santander 17, en Meta 16 y en Chocó 11 casos.

Según el informe de la Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Colombia hasta su informe en el mes de julio “los ataques contra exmiembros de las FARC-EP han continuado. En el período sobre el que se informa la Misión verificó 13 asesinatos (todos ellos de hombres), con lo que en 2020 suman en total 31 (incluidas 2 mujeres). Desde la firma del Acuerdo Final, la Misión ha verificado 204 asesinatos de exmiembros de las FARC-EP (incluidas 4 mujeres), 48 intentos de asesinato (incluidas 2 mujeres) y 15 desapariciones. Casi la mitad de los asesinados eran exmiembros de las FARC-EP que habían sido excarcelados de conformidad con el Acuerdo Final.”

La Fiscalía General de la Nación, pro su parte reportó a la misión que “se impusieran 8 condenas nuevas y se imputara a 8 sospechosos por ataques contra exmiembros de las FARC-EP, con lo que en total se han dictado 29 condenas, y 20 casos se encuentran en etapa de juicio”.  Desde la firma del Acuerdo Final se ha detenido a 10 sospechosos de ser autores intelectuales y a 44 sospechosos de ser autores materiales vinculados a organizaciones criminales.”

Las cifras de avances en investigaciones, respecto al alto número de asesinatos, amenazas, desplazamientos forzados, entre otros casos, genera alarma por el nivel de impunidad en las investigaciones y castigos por las agresiones en contra de quienes decidieron dejar las armas y construir paz. Entre tanto, más de un 90% de los excombatientes han reiterado y mantienen el compromiso con el proceso.

La paz sigue caminando en medio de la muerte

Sin embargo, las experiencias de reconciliación que se documentan a diario, los proyectos productivos que se adelantan y el respaldo de las comunidades campesinas, mestizas, indígenas y afrodescendientes hacen que sigamos creyendo y afirmando desde nuestra fe que la paz es posible y que por ello seguiremos trabajando para que la paz con dignidad sea una realidad en nuestro país.

En ese sentido, desde el trabajo regional de DIPAZ hemos venido acompañando, entre otros, desde la regional Caribe, el proceso de aprendizaje formal de las personas habitantes del ETCR Tierra Grata en el departamento de la Guajira, que esta semana culminó con la graduación de 18 personas como parte del programa “Arando la educación”.

Así mismo, en la regional Sur Occidente de DIPAZ seguimos acompañando a la población en proceso de reincorporación en la Nueva Área de Reincorporación (NAR) de Miranda y Caldono, Cauca, en dos procesos de reconciliación, en un trabajo coordinado con las Iglesias de la región. De la misma manera, se han llevado a cabo estos procesos en Buenos Aires, Cauca y población reincorporada en Cali.

Por su parte, en la regional Antioquia – Chocó de DIPAZ, hemos persistido en el acompañamiento a los procesos de reconciliación por la afectación de la guerra a la Iglesia Presbiteriana en Pueblo Bello, en el que también, asumiendo los retos de la virtualidad, hemos avanzado en varios encuentros para que la paz siga siendo una realidad.

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