“Uniendo Voces, Tejiendo Esperanzas”, la apuesta de CORSOC para empoderar a la mujer

8M 080318225 “Uniendo Voces, Tejiendo Esperanzas”, la apuesta de CORSOC para empoderar a la mujer

La Corporación para el desarrollo Social Comunitario, CORSOC bajo la dirección de Pedro Acosta es uno de los aliados de Dipaz en la costa; con un rango de acción en Sincelejo, Montería, Barranquilla y Tierralta, continúa fortaleciendo el liderazgo de la iglesia y trabajando por una misión integral enfocada en la atención humanitaria, la gestión de proyectos  y acompañamiento de familias víctimas del conflicto armado.

La organización, que cuenta con más de 20 años de trayectoria, sigue trabajando en la generación de ingresos, acompañamiento y capacitación de poblaciones, ya sea brindándoles herramientas para el campo,  insumos para mejorar la producción o trabajando con jóvenes en prevención de reclutamiento, por solo mencionar algunas de sus líneas de acción.

Parte del acompañamiento lo realiza Silvia Polo,integrante de Corsoc quien explica que se trabaja con dos comunidades del departamento de Córdoba y que se realizan ejercicios de escucha y compartir de experiencias entre campesinas, pescadoras e integrantes de resguardos embera y zenú.

Por su parte, el director de la organización se refirió en particular al proyecto “Uniendo Voces, Tejiendo Esperanzas”, una iniciativa que a través de la memoria histórica y la no repetición vincula a 20 iglesias las cuales acompañan procesos de restauración en mujeres sobrevivientes de violencia sexual en el marco del conflicto armado.

Tal labor se logra a través de la creación de espacios de inclusión que incentiven “valores como el respeto y la dignidad” y la creación de alianzas con organizaciones internacionales y entidades del Estado, “buscamos fortalecer el liderazgo de las mujeres, potencializar su rol en la sociedad y ver cómo pueden ejercer un liderazgo al interior de la iglesias” indicó Acosta.

Sobre el enfoque de género al interior de las iglesias, el director de CORSOC  cree que es probable que las iglesias en un contexto de violencia el conflicto o haya vivido los rigores de la pobreza en su comunidad, pueden “forjar por sus propios una mente mucha más abierta y una comprensión teológica distinta” a las que no han sufrido las consecuencias del conflicto.

Para incentivar una equidad y participación tanto de hombres como mujeres, CORSOC mantiene una comunicación permanente y un intercambio de experiencias entre iglesias para que aquellas que se han mostrado renuentes al tema, puedan ver la experiencia de otras grupos eclesiales que se han unido al acompañamiento de mujeres, campesinos e incluso de migrantes venezolanos.

“Creemos que el desarrollo y la construcción de paz debe comenzar desde abajo y en ese sentido valoramos mucho el poder trabajar con las comunidades de base” manifestó Acosta quien destacó que las iglesias y sus integrantes deben salir de “sus cuatro paredes”  para poder ver todas las iniciativas que tienen por aportar diferentes comunidades en toda Colombia.

 

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