Tumaco: La verdad que sale a la luz

Verificamos en Tandil Tumaco y nos reunimos con el Vicepresidente de Colombia Oscar Naranjo.

“No hay nada escondido que no deba ser descubierto, ni nada tan secreto que no llegue a conocerse y salir a la luz” (Lc 8,17). “Conocerán la verdad y la verdad los hará libres” (Jn 8, 32)

El Diálogo Intereclesial por la Paz- DiPaz- hizo parte de la  Comisión conformada por organizaciones sociales,  de Derechos Humanos, de Paz y basadas en la fe, en la que se contó con la presencia de la Misión de Verificación de la ONU, la oficina de  la ONU para los Derechos Humanos, la Misión de Apoyo al Proceso de Paz en Colombia de la Organización de los Estados Americanos –MAPPO-EA-, representantes de la gobernación de Nariño, la personería municipal de Tumaco y medios de información.

La Misión se adelantó  el pasado  8 de octubre a la localidad del Tandil, corregimiento de Llorente, municipio de Tumaco, departamento de Nariño,  donde el pasado 5 de octubre resultaron muertos, heridos y desaparecidos  un número por determinar de campesinos que se encontraban adelantando una protesta ante la erradicación forzada de hoja de coca,  sin la concertación prevista en el  cuarto punto del acuerdo de paz entre el gobierno y las FARC.

También tuvimos  la oportunidad de participar en la reunión convocada  el día 9 de octubre por el Vicepresidente de la República de Colombia Óscar Naranjo en el municipio de Tumaco,   en la que  participaron el director de Anti Narcóticos de la Policía Nacional, el Procurador delegado para la Policía Nacional, el Procurador Delegado para la Defensa de los Derechos Humanos, representantes de la gobernación de Nariño,  El Subcomisionado Nacional para la Gestión Pública; el alcalde, la secretaría de gobierno  y la personera municipal de Tumaco, junto  a los delegados de la ONU, MAPP-OEA,  organizaciones y comunidades  que hicieron parte de la verificación el día anterior.

En esta reunión con el alto gobierno las organizaciones, internacionales, nacionales y DiPaz, en particular, manifestamos los gravísimos hechos que recogimos en la verificación relacionados con el 5 de octubre y detalles del ataque que sufrimos quienes hicimos parte de la misión:

1. En Tandil observamos la presencia de miembros del ejército en un área adecuada como helipuerto y de la policía (Anti narcóticos y Escuadrón Antidisturbios –Esmad-) en una base ubicada en un cerro, desde   el que, de acuerdo a las evidencias y testimonios, sucedieron los disparos que produjeron la   muerte de seis campesinos e indígenas que ya fueron completamente identificados, de otros por determinar y la desaparición de algunos, por verificar.  Las entidades se presentaron al ejército y a la policía explicando el sentido de la misión y la necesidad de acompañar humanitariamente a un indígena que daba cuenta de la existencia de un cuerpo en estado de descomposición en área ocupada por la policía.

Se pudo constatar que los policías no contaban con la identificación correspondiente en sus uniformes y que algunos de ellos llevaban cubiertos sus rostros con pañoletas. Así mismo los delegados de las comunidades presentes pudieron identificar a miembros de la policía que tres días atrás dispararon contra los manifestantes que se encontraban indefensos. Ellos clamaban en voz alta de modo conmovedor:   «por qué nos ofenden así y no sacan a los que dispararon contra nuestros seres queridos, contra quienes nos mataron». Entre tanto varios de los   policiales hacían registros con sus teléfonos celulares y uno de ellos hacía señales con la mano simulando disparar a un campesino.

2.  En la escena de los hechos del 5 de octubre se pudo constatar modificaciones como la tala de árboles donde, según los campesinos, se habían incrustado balas que desde la parte alta disparaba la policía contra la población. No obstante, la comisión pudo constatar perforaciones por impactos en algunos árboles.

3. Algunos miembros de la Comisión pudimos recepcionar el testimonio de un campesino que presenció uno de los múltiples asesinatos.  Contó de un indígena que, tras ser herido en la espalda, fue rematado por un policía, luego de que el agonizante le implorara auxilio. El joven que daba fe de lo que vio, casi seguro de que no le creeríamos, llorando se lamentaba por no haber sido capaz de registrar en video con su celular, mientras permanecía escondido detrás de un árbol.  Sin embargo, aparte nos mostró, a algunos delegados, entre ellos a medios de información, la fotografía del indígena sin vida, rostro en tierra con los detalles de impactos en el cuello. «Esto fue lo que alcancé a tomar», manifestó.

4. Campesinos manifestaron no haber sido consultados por parte del gobierno para adelantar el proceso de erradicación de cultivos de hoja de coca y lo que encontraron fue la brutal agresión policial.
5. Las y los campesinos hablaron de más personas asesinadas y personas desaparecidas y acordaron reunirse para elaborar los respectivos listados.

6. Tal como manifestamos en la reunión presidida por el Vicepresidente de la República, con este episodio la verdad, también quedó herida de muerte. La versión del alto gobierno según la cual un grupo disidente de las FARC había lanzado pipetas de gas, quedó del todo desvirtuada, pues se trató de disparos hechos por los policiales a la población civil como se pudo evidenciar en la escena de los hechos y en el abundante material fotográfico y de vídeo en poder de campesinas y campesinos, que compartieron con organizaciones presentes en la misión. Además, los reportes de Medicina Legal dan cuanta que la muerte de seis personas, fue provocada por impactos de proyectiles de alta velocidad.

7. El Vicepresidente de la República presentó excusas públicas a la misión de verificación y se comprometió corregir los comunicados de la policía según los cuales la misión del 8 de octubre había pretendido ingresar a la fuerza a la zona de seguridad y que habían sido disparadas dos granadas de aturdimiento, cuando se trató de cuatro detonaciones y disparos, sin que atendieran al llamado de no disparar, desconociendo los emblemas de las instituciones presentes.
 
Ante la petición de suspender la erradicación forzosa en la zona, mientras se adelantaban las investigaciones, manifestó que lo debía consultar en razón de que esa decisión no dependía de él. Así mismo ante la pregunta elevada por el propio vicepresidente si había sido informada a las autoridades el que la misión se iba a desarrollar, la personería municipal le recordó que en dos horas de reunión que sostuvo con él le informó de la misión. Lo propio hizo el delegado de la gobernación de Nariño a la secretaría de gobierno de Tumaco a quien previamente manifestó que directamente él, a nombre de la gobernación, estaría presente, tal como efectivamente ocurrió.

8. Esta verificación en Tandil, Tumaco, nos permitió entender- guardando las proporciones – los hechos del 5 de octubre, autenticando la verdad de los campesinos. Una policía claramente implicada que confeccionó una mentira, reproducida por el más alto gobierno, por los medios de información, que se desvaneció como el humo tras la contundencia   de los testimonios y las evidencias.

9. Para nosotros/as, cristianas/os, la última palabra no es “muerte». El 8 de octubre cuando verificamos en terreno, y fuimos agredidos con disparos por parte de la Policía, paradójicamente nos aproximamos vitalmente a la barbarie padecida por los campesinos. «Si hicieron esto con nosotros, ¿qué no fueron capaces de hacer a los campesinos cocaleros?”  -fue el sentimiento común de los/as presentes.

La incredulidad, aún de los más cercanos, también ocurrió con nuestro señor Jesucristo después de su resurrección: «si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto   mi mano en su costado, no creeré». (Juan 20, 25). Y después experimentaron la verdad de lo percibido por las mujeres que creyeron, antes que todos los discípulos.

10. Esperamos que las excusas gubernamentales, los anuncios de investigaciones exhaustivas, de remoción de la policía asentada en Tandil, se traduzcan en una depuración de fondo de la fuerza policial y en decisiones administrativas y penales contra todos los responsables del operativo del 5 de octubre. Así mismo que se concrete, lo antes posible, el compromiso de corregir los comunicados de la policía alejados de la verdad.  Urge, también, conocer el resultado de la consulta de suspensión de la erradicación forzada, mientras se resuelven las investigaciones en la zona.

Estos hechos ponen en riesgo el proceso de implementación de los acuerdos con las FARC y el proceso de diálogos con ELN dada la implicación de la fuerza pública en crímenes contra la población, por la desconfianza que se ha generado en las instituciones que tienen como función constitucional el cuidado de la población y porque ponen en evidencia el incumplimiento de los acuerdos pactados.
 
Diálogo Intereclesial por la Paz –DIPAZ
Integrado por:  Iglesia Luterana, Iglesia Presbiteriana, Comisión Intereclesial de Justicia y Paz, Asociación Justapaz, Comunidades Construyendo Paz en los Territorios – CONPAZ -, Movimiento Estudiantil Cristiano –MEC-, Universidad Reformada de Colombia; Universidad Bautista de Colombia, Confraternidad Carcelaria de Colombia, Comunidad Franciscana de Nuestra Señora de Lourdes, World Vision, Concilio de Asambleas de Dios; CREAS, Consejo Latinoamericano de Iglesias.

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